domingo, 16 de agosto de 2015

¿SABíA USTED QUE LA MITAD DE LA POBLACIÓN NO HA EFECTUADO NUNCA UNA REVISIÓN AUDITIVA?


Cuanto antes se detecta un problema auditivo, más sencillo es solucionarlo.

Algunas personas que sufren un deterioro auditivo no entienden bien, están convencidas de que son los demás quienes pronuncian mal.

No oír bien  resulta muy perjudicial  para usted y para los demás. El mejor consejo es que reaccione rápidamente ya que cada día que pase se irá habituando al silencio y le será difícil recuperar el “mundo sonoro”.

¿Le ha ocurrido alguna de las siguientes situaciones?



1.     ¿A veces oye, pero no entiende?
2.     ¿Se siente tenso en las reuniones, porque le cuesta seguir la conversación?
3.     ¿Le resulta difícil hablar por  teléfono?
4.     ¿Pone el volumen de la televisión y la radio más alta que el resto de la familia?
5.     ¿Le molesta el ruido del tráfico en la calle al punto de sentirse inseguro?
6.    ¿Las personas que le rodean le comentan frecuentemente que usted no oye algunos de los ruidos suaves: un automóvil circulando por la calle, las voces de los demás?
7.     ¿Le molestan a menudo  “Ya te lo hemos dicho varias veces”?
8.     ¿Siente pitos o zumbidos?
9.    ¿Algunos sonidos agradables, pero débiles como el canto de los pájaros o el sonido del mar, han desaparecido de su vida?
10.  ¿Se siente aislado en las reuniones familiares o entre amigos?

Si ha respondido “si” a algunas de ellas, es posible que su audición presente alguna anomalía, si es así, es aconsejable que solicite una revisión auditiva.

“Yo oigo, pero no entiendo bien las palabras”. Es uno de los síntomas que indican la pérdida auditiva.

Las palabras se perciben como “enredadas”, la persona afectada debe hacer un esfuerzo de atención suplementario para entender, forzando el oído si quiere compensar su deterioro auditivo.

Poco a poco, se va perdiendo el placer de participar en las conversaciones, ya que esto obliga a prestar tanta atención que resulta agotador. Sin darse cuenta, uno se da desprendiendo de la vida familiar, de las actividades sociales, se va aislando.

Los familiares y personas allegadas, conscientes de esta dificultad, hacen esfuerzos elevando la voz. Pero, finalmente, se terminan cansando, evitando cualquier discusión. Casi siempre el afectado se da cuenta de esta situación. Entonces, pueden aparecer actitudes inhabituales como desanimo o tristeza y hasta depresión.


SALIR DEL MUNDO DEL SILENCIO


Si no toma ninguna decisión con respecto a su problema de audición, estará poco a poco, en el  “mundo del silencio”.

Oír mal es cortar progresivamente toda comunicación con los demás. Es encerrarse en sí mismo, aceptar el aislamiento, la soledad…una situación que no tiene por qué prolongarse ya que, hoy en día, existen soluciones realmente eficaces.  



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