Hay muchos problemas de audición, sin llegar a la sordera
total, que pueden manifestarse en edad escolar.
En unos casos pueden tratarse de niños y niñas que nacen con
pérdidas auditivas leves y moderadas que, normalmente, pasan desapercibidas.
Podemos encontrarnos, entre otros, con pérdidas auditivas
adquiridas, de distinto grado:
Unas pueden ser transitorias (por otitis, alergias,
catarros) y otras pueden ser permanentes (por infecciones, traumatismos,
medicamentos ototoxicos)
Estas pérdidas auditivas, que permiten desarrollar el
lenguaje de manera espontánea, pueden sin embargo, tener consecuencias
negativas sobre el desarrollo personal y el aprendizaje de los niños y niñas.
Entre otras:
- Lenguaje inmaduro
- · Errores de pronunciación
- · Dificultad de comprensión en el aula, ambientes ruidosos y conversaciones en grupo.
- · Problemas conductuales
- · Bajo rendimiento académico
Estas consecuencias
pueden reducirse en gran medida si se detecta a tiempo el problema auditivo y si se ponen en marcha las ayudas y
apoyos que el niño/a y sus mismos padres puedan necesitar.
Por ello es muy importante observarlos y consultar a un
especialista ante la presencia de determinados síntomas.
¿CUANDO SOSPECHAR
QUE SU HIJO/A NO OYE BIEN?
La coincidencia de distintas circunstancias puede llevar a
pensar que algo está ocurriendo en la
audición de su hijo/a.
De 0 a 1 año:
Es demasiado tranquilo/a y no se sobresalta ante ruidos
fuertes. No gira la cabeza ante ruidos familiares, no comprende palabras
familiares o no juega con sus vocalizaciones.
De 1 a 2 años:
Tiene dificultades en comprender órdenes sencillas o,
incluso su propio nombre. No identifica las partes del cuerpo, no hace frases
de dos palabras o no presta atención a los cuentos.
De 2 a 3 años:
Cuesta entender sus palabras, no repite frases o no contesta
a preguntas sencillas.
De 3 a 4 años:
No sabe contar lo que le pasa o no es capaz de mantener una
conversación. Prefiere jugar solo/a a hacerlo con otros niños y niñas
De 4 a 5 años:
No conversa con otros niños y niñas y no le entretienen las
películas infantiles. Manifiesta lenguaje inmaduro y solo le entiende su
familia.
En general:
·
Si no tiene lenguaje, éste cesa o evoluciona lentamente para su edad.
·
Si padece frecuentes catarros, otitis o enfermedades alérgicas.
·
Si es excesivamente distraído/a o se retrasa en
su aprendizaje escolar.
“No dude en consultar a un médico
otorrinolaringólogo”
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